Cuando la energía de Leo y Cáncer no están integradas, o nos quedamos en la cueva cocinándonos demasiado tiempo o rompemos el huevo demasiado pronto.

Todos tenemos un Sol que quiere salir a su manera, pero tan limitante es que le tengas miedo a exponerte y privarte de este derecho, como obligarte a estar irradiando siempre y no permitirte cobijarte cuando se necesita o te apetezca.

No le debes explicaciones a nadie. No hay una norma que cumplir ni un método que imitar.

Tu marcas el cómo, el cuándo y el dónde.

Se trata de que veas tus verdades y hagas las paces con todas sus partes.

Esta todo en ti.

Escucha tus ritmos.

Y…

¿Cómo se hace eso de escuchar tu propio ritmo?

Cáncer y Leo son funciones vitales que, al igual que el resto de energías, posibilitan la creación de vida en la Tierra.

Las funciones de la energía de Cáncer consisten en cobijar al Ser que está madurando.  

Proporciona el refugio, la nutrición y el entorno seguro que necesita para que pueda formarse hasta que esté listo para salir y mostrarse al mundo. Para ello se vale de la capacidad emocional.

La empatía le permite saber qué le pasa, qué necesita, cuándo y cómo.

Las funciones de Leo consisten en dar consciencia a lo que se ha creado, el nuevo ser que irradiará su luz al mundo. Tendrá consciencia propia y se relacionará con otros desde su propio brillo.

Estas 2 energías son un baile, pues pasamos por muchos ciclos en los que necesitamos incubar algo o alguien hasta que esté listo para emerger al exterior y mostrarlo.

Pero…

¿cómo saber si ha llegado el momento de salir o si aún falta madurar algo más?

Este ritmo lo marca tu propio sentir.

Las emociones son tu guía.

Te pongo un ejemplo:

La metáfora más evidente es la del huevo.

La cáscara se rompe en el instante adecuado, ni antes ni después.

Si el polluelo no sale a su momento se asfixiará dentro.

Ahí es cuando activará una energía agresiva para romper con el límite que le supone el envoltorio y sobrevivir.

Por el contrario, si se le obliga a salir antes de tiempo, se interrumpirá el proceso de maduración. Será una violación de su espacio.

Aún no se habrá formado bien sus huesos y la dureza de su piel, por lo que atentará su supervivencia, será peligrosamente frágil.

De nuevo, activará una energía agresiva para huir y protegerse como pueda.

Si te fijas, en ambas opciones la agresividad fue necesario tanto para impulsarte y poder salir como para poner límites y protegerte.  

Esta es la función de la RABIA, un gran indicador para escuchar tus ritmos, tus tiempos.

Si la escuchas la usarás como una guía que te indica cuando moverte o frenarte, pero si la ignoras, irá creciendo más y más dentro de ti, extendiéndose como un virus, apretándote hasta que la atiendas y asumas tu verdad. 

Un saludo

Ana